El vino y todo lo relacionado con él, incluida la gastronomía local, ha sido siempre el mayor atractivo turístico de Jumilla para los visitantes. Desde hace muchos años visitantes acuden a Jumilla por  múltiples motivos: visitas guiadas a bodegas, visita a explotaciones de viñedos o bien para conocer la cultura del vino a través del Museo de la Vid; y por supuesto aprovechan  otras visitas por el casco antiguo de Jumilla como  el museo etnográfico y de arte íbero,  uno de los mejores del Levante Español.  Otra razón de peso para planificar un viaje a estas tierras de viñedos, es la geología por la gran diversidad de estratos y espeleología, incluso las cumbres que rodean el horizonte, ideales para practicar el ala delta y parapente u otros deportes de aventura.  Todo este conjunto de recursos naturales, culturales y servicios turísticos están haciendo que cada vez vengan más visitantes hasta Jumilla.

El enoturismo, en creciente demanda, se refleja en Jumilla en su Ruta del Vino. A través de ella, el turista puede disfrutar

de un destino de calidad, con posibilidad de adentrarse en la cultura, tradición y costumbres de un territorio vitivinícola: pasear por un viñedo, visitar una bodega, conocer el proceso de elaboración del vino, alojarse en un entorno rural, tomar vino, degustar la gastronomía de la zona, adquirir productos típicos y conocer el patrimonio histórico, cultural y natural ofrecido por el municipio.

La Ruta del Vino de Jumilla está certificada como Ruta del Vino de España desde agosto de 2005 junto con Montilla, Mancha-Valdepañas, Utiel-Requena, Rías Baixas y Penedés, formando el conjunto de las únicas rutas en España que hasta ahora han obtenido este calificativo, sinónimo del turismo de calidad con el vino, respaldada por la Secretaria General de Turismo (TURESPAÑA), el Ministerio de Agricultura, y ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino).

La gestión de la Ruta del Vino de Jumilla, se hace a través de una asociación creada al efecto y de la que forman parte el Ayuntamiento de Jumilla, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jumilla, bodegas, restaurantes, hoteles, comercios especializados y agencias de viaje.

Todas las bodegas adscritas a la Ruta del Vino cuentan con personal cualificado para la realización de visitas. Estas bodegas ofrecen además la posibilidad de catar sus vinos, recibiendo una explicación detallada sobre las características del producto degustado, así como la forma adecuada de catarlo. Y por supuesto ponen a disposición del visitante una tienda para la compra del producto.

A día de hoy la Ruta del Vino de Jumilla está despegando con todo un abanico de eventos como el Festival Música entre Vinos que se ha consolidado mucho en los últimos tiempos. El interés por el enoturismo en Jumilla ha crecido de la mano de este festival.

El reino infranqueable de la monastrell ha sabido labrarse un futuro alrededor del mundo del vino

contando ya con 5000 años de historia a sus espaldas. La evolución en la producción vinícola de jumilla en las últimas décadas ha colocado a esta Denominación de Origen a la cabeza de los vinos españoles, codeándose con otras D.O. que antaño parecían inalcanzables como Rioja o Ribera del Duero. Los vinos de Jumilla son sin duda un valor al alza aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

La tradición vinícola de Jumilla se remonta a los primeros siglos de nuestra Era: del pueblo íbero heredaron el cultivo de cereales, olivo y vid.  Sus sucesores los griegos, eran grandes amantes del vino; se han hallado ánforas de vino importada de ciudades griegas en un pueblo cercano a Jumilla, Coimbra del Barranco Ancho. En el Museo Etnográfico  y Ciencias Naturales se pueden ver este tipo de recipientes.

Durante la dominación romana en la región, se continuó con el cultivo de la vid. Tras la invasión árabe, se destruyeron viñedos, y así el cultivo de la vid se dedicó como fruta y para la elaboración de arrope.

En la Alta Edad Media los intercambios comerciales se debilitaron, pero en la zona se continuó con el cultivo de la vid y la elaboración del vino aunque solo fue para el consumo propio.

Existen presas y otros utensilios destinados a la elaboración del vino que datan de los siglos XV y XVI, en el museo del vino Juan Carcelén Herrero de Jumilla, lo que indica una industria vitivinícola.

Durante los siglos XVII el cultivo de la vid fue en aumento; las actas capitulares del archivo de la catedral de Murcia de 1667, y por primera vez, aluden al pago por parte de Jumilla de un impuesto del vino, y a partir de esta fecha se hace constar regularmente.

Con la desamortización, aumentaron las plantaciones y la producción de vino. La típica casa majuelera de la comarca nace como consecuencia de una ley de este periodo, la que daba derecho a los enfiteutas a construir pequeños albergues en la parcela que cultivaban, siempre bajo la tutela del propietario de las tierras.

A finales del siglo XIX, los viñedos del altiplano jumillano estaban en su edad dorada a pesar de la plaga de la filoxera que atacó muchas zonas del país. La exportación de vinos a Francia fue consecuencia directa del momento y supuso una transformación en la elaboración de los mismos. La falta de coloración de los vinos empujó a una primera fermentación de los mostos con el hollejo. En la fiesta de la vendimia de Jumilla, que tiene lugar la semana del 15 de agosto, se realizada cada año la obtención y ofrenda del primer mosto.

Las crisis de comienzos del siglo XX, la recuperación del mercado francés y el ataque a las vides de la filoxera, son la causa de la reducción de los cultivos. Nace la Estación Enológica de Jumilla (1910), con la intención de asesorar en las técnicas de cultivo del viñedo, en la elaboración de vinos y realizar investigaciones para la mejora de las vides.

Es a partir de 1950 cuando tiene lugar el verdadero resurgir del sector vinícola; se instalan las primeras plantas embotelladoras automatizadas y el comercio adquiere importancia. En el año 1966 se crea el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos de Jumilla.